lunes, 13 de junio de 2011

La energía solar: térmica y fotovoltaica

La energía solar es la energía obtenida mediante la captación de la luz y el calor emitidos por el Sol.
Es la solución perfecta para las necesidades energéticas de todos los países debido a su universalidad y acceso gratuito ya que, proviene del sol. El gasto está en el proceso de instalación del equipo solar (placa, termostato…). Este gasto, con el paso del tiempo, es cada vez meno, por lo que no nos resulta raro ver en la mayoría de las casas las placas instaladas.
La radiación solar que alcanza la Tierra puede aprovecharse por medio del calor que produce a través de la absorción de la radiación, por ejemplo en dispositivos ópticos o de otro tipo. Es una de las llamadas energías renovables, del grupo no contaminante, al final de su vida útil, los paneles fotovoltaicos pueden suponer un residuo contaminante difícilmente reciclable al día de hoy. La energía solar es muy buena, ya que no contamina y da luz y calor a la vez. La potencia de la radiación varía según el momento del día; las condiciones atmosféricas que la amortiguan y la latitud.
La energía solar fotovoltaica podría suministrar electricidad a dos tercios de la población mundial en 2030.

La energía solar fotovoltaica es un tipo de electricidad renovable obtenida directamente de los rayos del sol.
Se usa para alimentar innumerables aparatos autónomos, para abastecer refugios o casas aisladas y para producir electricidad para redes de distribución.
Los paneles fotovoltaicos  producen electricidad a partir de la luz que incide sobre ellos
La corriente eléctrica continua que proporcionan los módulos fotovoltaicos se puede transformar en corriente alterna mediante un aparato electrónico llamado inversor e inyectar en la red eléctrica, operación actualmente sujeta a subvenciones en muchos lugares para una mayor viabilidad.
La energía solar fotovoltaica podría suministrar electricidad a dos tercios de la población mundial en 2030.

La energía solar térmica consiste en el aprovechamiento de la energía del Sol para producir calor que puede aprovecharse para cocinar alimentos o para la producción de agua caliente destinada al consumo de agua doméstico, ya sea agua caliente sanitaria, calefacción, o para producción de energía mecánica y, a partir de ella, de energía eléctrica.

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